¿Son las criptomonedas el futuro del dinero?

Desde el trueque hasta la aparición del “siclo” mesopotámico, pasando luego por las monedas de oro y el dólar de papel, el dinero ciertamente ha evolucionado. ¿Es el siguiente paso en esa evolución las criptodivisas como Bitcoin, Ethereum, Dogecoin y otras?

La volatilidad del precio de las criptodivisas, su uso para transacciones ilegales e ilícitas, su impacto medioambiental y el potencial que tienen para perturbar los sistemas financieros suscitan una preocupación constante.

¿Qué sabemos sobre los beneficios y costes reales y potenciales de las criptomonedas para sus usuarios y para la sociedad en general? Estos son los hechos.

Un asunto de confianza, o de su ausencia

El interés por el Bitcoin despegó tras la crisis financiera de 2008, cuando la confianza en los gobiernos, en los bancos centrales y en los grandes bancos privados era muy baja.

Bitcoin prometía ofrecer un medio de intercambio que permitiera a dos partes realizar transacciones financieras sólo con identidades digitales anónimas, sin utilizar el dinero de un banco central ni recurrir a un intermediario financiero.

Esta criptomoneda intenta sustituir la confianza en una institución pública por la que se crea a través de un mecanismo de consenso público. Todas las transacciones se mantienen en registros públicos (blockchain) en ordenadores por todo el mundo, que pueden acordar que una transacción es válida y, si no, rechazarla.

¿Reservas de valor o medio de intercambio?

En última instancia, la viabilidad de una moneda depende de la confianza: la gente confía en que otros la aceptarán como pago, situación que requiere que la moneda no pierda valor rápidamente (como ocurriría en una hiperinflación).

Mientras que la confianza en la viabilidad de una moneda convencional viene a través del respaldo de un gobierno, la confianza en la viabilidad de la criptodivisa viene a través de su blockchain, que muestra el historial de sus transacciones. 

Una función importante de cualquier dinero es servir como medio para comprar cosas: un medio de intercambio. Las criptomonedas están demostrando ser un medio de intercambio muy pobre, principalmente por su volatilidad.

Las bruscas oscilaciones pueden ser más dramáticas de lo que parece al observar gráficas históricas. Por ejemplo, en un solo día de mayo de 2021, el precio de Bitcoin se desplomó un 30% y se recuperó para bajar un 12% al final del día.

Estas grandes oscilaciones de precios hacen que las criptomonedas sean una forma indeseable de pagar bienes o servicios.

El atractivo de las criptomonedas es especulativo

Las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum han sido una forma atractiva de adquirir bienes y servicios ilegales o ilícitos, pero cada vez lo son menos. El principal atractivo para el uso de criptodivisas en transacciones ilegales o ilícitas es el anonimato.

Sin embargo, es posible descubrir la identidad de las personas que utilizan Bitcoin o Ethereum para transacciones de bienes y servicios reales. Algunas criptodivisas nuevas, como Monero y Zcash, intentan ofrecer más anonimato, pero tienen menos popularidad.

En la actualidad, el principal atractivo legal de las criptodivisas es su carácter de activo especulativo.

Pero preocupan sus efectos sistémicos sobre la estabilidad financiera, tanto por la manipulación de los precios, como las consecuencias de un posible colapso del mercado, que ahora está valorado en más de 2 billones de dólares.

Además, está el asunto medioambiental, pues validar estas transacciones requiere enormes cantidades de electricidad, lo que tiene consecuencias negativas para el medio ambiente.

¿Qué significa todo esto?

Las criptomonedas han capturado la imaginación del público, pero quizás no de la manera prevista. En su forma actual, no son medios de intercambio viables.

El anonimato que aparentemente proporcionan las hace atractivas para las transacciones ilegales e ilícitas, pero éste no es un fin deseable desde una perspectiva social. En la actualidad, el principal atractivo de las criptodivisas es como activo especulativo, aunque con una gran volatilidad.

También preocupan las consecuencias medioambientales debido a las enormes demandas eléctricas de la minería de criptodivisas tal y como está configurada actualmente.

Además, tendrá que competir con las mejoras tecnológicas que introducirán las monedas digitales de los bancos centrales para pagos nacionales e internacionales.

Con este presente, y sin quitar la vista en el pasado, no está tan claro que las criptodivisas emitidas en forma privada puedan desempeñar un papel útil como medio de intercambio en el futuro.